Artículo por: Andrea Cardemil.
Gracias a los avances en investigación y neurociencias, hoy en día se sabe que los niños que tienen apego seguro establecen mejores relaciones con otros, manejan mejor sus emociones, les va mejor en el colegio, se recuperan más rápido de las emociones desagradables, entre muchos otros beneficios.
Estos valiosos beneficios han hecho que los padres se vuelvan locos por que su hijo tenga “apego seguro” y que sea uno de los temas más tocados en redes sociales y páginas de crianza.
El problema de este boom, es que todos hablan de apego, pero no siempre de manera correcta. Esto ha generado una serie de mitos y confusiones en torno a qué es y cómo se desarrolla. ¿El apego es que te pongan a tu bebé en el pecho al momento de nacer? ¿Qué pasa si no pude amamantar a mi hijo? ¿Para promover apego seguro hay que dormir con los niños o usar collares de ámbar?
En esta nota te explicaremos de manera simple qué es el apego seguro y cómo se desarrolla.
¿Qué es el apego?
El apego es la necesidad innata de buscar consuelo o protección ante una situación de estrés. Los niños nacen sin la madurez cerebral ni las herramientas necesarias para calmarse por sí mismos, por lo que cuando se estresan, necesitan que su cuidador los ayude a hacerlo. Para conseguir esto, expresan su malestar y buscan ser consolados o atendidos.
Por ejemplo, el bebé se angustia al ver a un rostro extraño (estrés), se pone a llorar y mira a su cuidador (expresa su malestar y busca ser consolado). El cuidador lo toma y el bebé se siente tranquilo.
Estas conductas de cuidado y regulación con el tiempo le permiten a los bebés “apegarse” a sus cuidadores y visualizarlos como su sostén emocional necesario para vivir y estar bien.
La relación de apego es por tanto, la relación que establecen los niños con quienes tienden a cuidarlos y calmarlos mayoritariamente, por lo general con la mamá, el papá y algún otro cuidador (como la niñera, la abuela o la educadora de párvulo).
¿Cuándo el apego es seguro?
Dado que el apego es la necesidad de contención ante el estrés, se dice que el apego es seguro o inseguro principalmente en función de lo que su cuidador hace cuando el niño está estresado. ¿Me vas a contener? ¿Te vas a enojar si lloro? ¿Me vas ayudar a calmarme o me vas a hacer sentir peor?
Cuando la mayoría de las veces el cuidador es sensible a la señales del niño (se da cuenta que algo le pasa) y lo ayuda a regularse, los niños tienden a desarrollar apego seguro.
En el apego seguro los niños tienen tres seguridades importantes:
- La seguridad de que pueden expresar lo que les pasa y que no va a pasar nada malo por hacerlo (no te vas a ir, no me vas a ignorar, no me vas a retar).
- La seguridad de que su cuidador los va a asistir.
- La seguridad de que su cuidador los va ayudar a calmarse (o acompañar sin aumentar el estrés).
Ahora, cuando un cuidador reiterativamente evita, reta o angustia a su hijo cuando está estresado (en vez de ayudarlo a calmarse), se forma apego inseguro. En el apego inseguro no se da ninguna de estas tres seguridades.
Podemos ver entonces, que el apego seguro no depende del uso de un objeto (como un collar de ámbar), ni tampoco de una conducta específica, sino de lo que hacemos o dejamos de hacer cuando nuestro hijo está estresado. En otras palabras, de cuánta seguridad le brindamos a nuestro hijo cuando las cosas no están bien para él. En función de esto, el apego seguro tampoco depende de si fue o no amamantado.
¿El apego es solo importante durante el primer año de vida?
El apego es importante a lo largo de toda la crianza. Lo que pasa es que los primeros años de vida constituyen un período sensible del desarrollo de las estructuras vinculares y regulatorias, por lo que conviene promover seguridad en el apego para que éstas se desarrollen bien. Esto establece una buena base para los aprendizajes posteriores.
En la medida que los niños van creciendo, las situaciones que los estresan van cambiando, junto con la cantidad y tipo de ayuda que necesitan para calmarse (porque su cerebro va madurando y van aprendiendo a regularse solos). Pero la necesidad de contención y proximidad en momentos de estrés se mantiene. Entonces, así como un bebé necesita ser consolado cuando no puede dormir, un preescolar necesita ser consolado en su primer día de clases, un escolar cuando no quieren jugar con él o un adolescente cuando se pelea con un amigo.
Si no se promovió apego seguro en los primeros años, ¿se puede mejorar después?
Si, se puede mejorar. Solo que es más difícil que hacerlo desde los primeros años. Y así como se puede mejorar, también se puede insegurizar.
Podemos ver entonces que el apego seguro es importante a lo largo de toda la crianza y que la clave está en ser sensibles a las señales de los niños para poder conectar con ellos y ayudarlos a regularse cuando están estresados. Es desde esta seguridad y acompañamiento, que aprenden a manejar sus emociones, a confiar en otros y en sí mismos.